En este post me gustaría hablar de nosotras, las mujeres. Me
gustaría hablar de nuestras exigencias.
Desde que nacemos, las personas que nos rodean, debido
a su educación, cultura y a nuestra sociedad, nos van enseñando a las mujeres lo
siguiente:
- La mujer ante todo debe ser primero una buena hija, segundo una
buena esposa, tercero una buena madre y cuarto una buena abuela.
- La mujer debe ocuparse de su familia, lo primero tiene que ser
la familia.
- La mujer está obligada a cuidar de su familia siempre. Todo lo
demás es secundario, la mujer tiene la obligación de ocuparse en cuerpo y alma
de sus hijos.
- La mujer debe ocuparse de su casa. La casa por el bien de sus
hijos debe estar limpia y ordenada.
- La mujer debe ocuparse de que sus hijos se alimenten
bien.
- La mujer debe cumplir como esposa.
- La mujer debe ocuparse de sus padres cuando se hacen
mayores.
- La mujer a la vez debe ser independiente y tener su
trabajo.
Y podríamos añadir aún más cosas...
Cuando somos pequeños no tenemos la capacidad de
cuestionarnos lo que nuestros padres, la sociedad... nos va enseñando, por lo
tanto en la mayoría de los casos nos creemos estos deberías. Tengo que decir
también, que muchos de estos deberías ahora son compartidos con el hombre,
pero por alguna razón, en la mujer
estos valores basados en exigencias muy fuertes se nos marcan con fuego en
nuestra cabeza.
Y ¿qué ocurre si estos deberías por alguna razón no son posibles?
sería terrible!!! y seríamos o serían unas malas madres, unas malas esposas,
unas malas hijas, unas malas abuelas...
Nos volvemos integristas con nosotras mismas y con las demás
mujeres. ¡¡¡Reíros de Hitler!!!, como algunos de estos deberías no se cumplan,
Hitler se queda muy pequeño a nuestro lado!!!
Pero ahí no acaba la cosa... por alguna extraña razón,
a las mujeres (no quiere decir que en los hombres no ocurra, pero hoy prefiero
hablar de las mujeres), nos importa en exceso lo que los demás puedan pensar de
nosotras, nos importa que los demás puedan pensar que no somos unas buenas
madres, unas buenas hijas... nos importa lo que los demás puedan pensar de
nuestro aspecto físico, de lo que hacemos, de lo que tenemos...
¡¡es tremendo!!.
Y ¿qué ocurre si los demás pensaran esto?, que sería horrible y
yo misma me diría que tienen razón y que soy una mala madre, una mala esposa....
¿y qué ocurriría si los demás me vieran fea?, pues qué sería terrible y yo
pasaría a ser un gusano que no merece que le quiera nadie.
Hace unos días leí una entrevista a Lucía Etxebarria, una mujer
estupenda, valiente... yo la admiro muchísimo!!!. Pues bien, ha pasado una mala
época por diferentes temas pero explicaba que se hundió en su miseria cuando en
twitter escribieron un montón de personas: "Eres una gorda". ¿No creéis que
Lucía es mucho más que su aspecto físico?, ¿qué hay de malo en estar
gorda?
Lucía es muy posible que tenga algunos de esos deberías que hemos
comentado antes, como creencias nucleares en su cabeza y, por eso se sintió tan
mal cuando le llamaron gorda.
¿No creéis que nosotras somos mucho más que todos esos
deberías?. A la porra con nuestro aspecto físico: ¿y si no nos depilamos qué?,
¿y si estamos gordas y arrugadas qué?, ¡¡¡ya vale de tantas
obligaciones!!!, ¡¡¡ se ha
acabado!!! Aquí lo único interesante es estar tranquilas y
felices.
Nosotras somos mucho más que nuestro trabajo, que el ser madres,
hijas, abuelas...que el ser guapas, feas, gordas, delgadas... nosotras somos
seres valiosos que por no ser perfectas a veces no actuamos de la mejor manera,
pero eso no nos convierte en MALAS personas o en seres que no merecen ser
queridos.
Fuera ya las obligaciones: Nosotras
no tenemos la obligación de cuidar a nadie. Nuestros hijos son dependientes de
nosotras en una etapa de su vida, pero esa etapa no dura mucho y luego muchas
veces interferimos más en sus vidas de lo realmente
necesario...
Todas estas exigencias hay que transformarlas en preferencias y
darnos cuenta de que no tienen ninguna lógica. Más que hacer lo que nos toca,
hay que hacer lo que nos hace felices y no dar importancia a lo que en su
momento nos enseñaron, puesto que quien nos lo enseñó seguramente pensaba que
era la mejor manera de pensar.
No descuidemos nuestras inquietudes, ¿por el hecho de ser madres
ya no tenemos derecho a nada más? y ¿por el hecho de que la mayoría piensen que
única y exclusivamente nos tenemos que dedicar a la familia, vamos a dejar de
hacer las cosas que nos gustan?
Os explicaré una anécdota, hace unos tres años me di
cuenta de que desde hacía mucho tiempo había renunciado a algo que a mí me
encanta, la naturaleza. Primero me había concentrado enormemente en progresar en
mi trabajo y no daba espacio a la montaña y luego en ser madre, imposible irme
un día de excursión y dejar a mis hijos tan pequeños!!!, sería una mala
madre!!!, pues nada, me armé de valor contra mi miedo y un día decidí que me iba de excursión sin mis hijos.
Entonces reaccioné y pensé ¿pero cómo es posible que en todos estos años hubiera
abandonado esto?, ahora lo hago con ligereza y me siento súper bien, yo sola o
con mis amigos en la montaña, genial!!!, hay mucha gente que todavía no lo
entiende y me juzga, pero me da igual, los que piensan así es porque no han
descubierto todavía la buena manera de vivir. El hacer caso a nuestras
inquietudes no significa que queramos más o menos a nuestros
hijos.
Todas nosotras somos mucho más que unas buenas madres,
buenas esposas... dejemos ya de ocuparnos sólo de nuestros seres queridos y
ocupémonos también de nosotras porque si nosotras estamos bien los de nuestro
alrededor también estarán bien. Y
a la par, no demos tanta importancia a nuestro aspecto físico. Envejecer puede
ser precioso y, con 90 años nosotras podemos brillar, si nuestro interior sigue
siendo una chiquilla de 18 años
llena de ilusiones.
Un beso a todas y a todos!
Mónica
gustaría hablar de nuestras exigencias.
Desde que nacemos, las personas que nos rodean, debido
a su educación, cultura y a nuestra sociedad, nos van enseñando a las mujeres lo
siguiente:
- La mujer ante todo debe ser primero una buena hija, segundo una
buena esposa, tercero una buena madre y cuarto una buena abuela.
- La mujer debe ocuparse de su familia, lo primero tiene que ser
la familia.
- La mujer está obligada a cuidar de su familia siempre. Todo lo
demás es secundario, la mujer tiene la obligación de ocuparse en cuerpo y alma
de sus hijos.
- La mujer debe ocuparse de su casa. La casa por el bien de sus
hijos debe estar limpia y ordenada.
- La mujer debe ocuparse de que sus hijos se alimenten
bien.
- La mujer debe cumplir como esposa.
- La mujer debe ocuparse de sus padres cuando se hacen
mayores.
- La mujer a la vez debe ser independiente y tener su
trabajo.
Y podríamos añadir aún más cosas...
Cuando somos pequeños no tenemos la capacidad de
cuestionarnos lo que nuestros padres, la sociedad... nos va enseñando, por lo
tanto en la mayoría de los casos nos creemos estos deberías. Tengo que decir
también, que muchos de estos deberías ahora son compartidos con el hombre,
pero por alguna razón, en la mujer
estos valores basados en exigencias muy fuertes se nos marcan con fuego en
nuestra cabeza.
Y ¿qué ocurre si estos deberías por alguna razón no son posibles?
sería terrible!!! y seríamos o serían unas malas madres, unas malas esposas,
unas malas hijas, unas malas abuelas...
Nos volvemos integristas con nosotras mismas y con las demás
mujeres. ¡¡¡Reíros de Hitler!!!, como algunos de estos deberías no se cumplan,
Hitler se queda muy pequeño a nuestro lado!!!
Pero ahí no acaba la cosa... por alguna extraña razón,
a las mujeres (no quiere decir que en los hombres no ocurra, pero hoy prefiero
hablar de las mujeres), nos importa en exceso lo que los demás puedan pensar de
nosotras, nos importa que los demás puedan pensar que no somos unas buenas
madres, unas buenas hijas... nos importa lo que los demás puedan pensar de
nuestro aspecto físico, de lo que hacemos, de lo que tenemos...
¡¡es tremendo!!.
Y ¿qué ocurre si los demás pensaran esto?, que sería horrible y
yo misma me diría que tienen razón y que soy una mala madre, una mala esposa....
¿y qué ocurriría si los demás me vieran fea?, pues qué sería terrible y yo
pasaría a ser un gusano que no merece que le quiera nadie.
Hace unos días leí una entrevista a Lucía Etxebarria, una mujer
estupenda, valiente... yo la admiro muchísimo!!!. Pues bien, ha pasado una mala
época por diferentes temas pero explicaba que se hundió en su miseria cuando en
twitter escribieron un montón de personas: "Eres una gorda". ¿No creéis que
Lucía es mucho más que su aspecto físico?, ¿qué hay de malo en estar
gorda?
Lucía es muy posible que tenga algunos de esos deberías que hemos
comentado antes, como creencias nucleares en su cabeza y, por eso se sintió tan
mal cuando le llamaron gorda.
¿No creéis que nosotras somos mucho más que todos esos
deberías?. A la porra con nuestro aspecto físico: ¿y si no nos depilamos qué?,
¿y si estamos gordas y arrugadas qué?, ¡¡¡ya vale de tantas
obligaciones!!!, ¡¡¡ se ha
acabado!!! Aquí lo único interesante es estar tranquilas y
felices.
Nosotras somos mucho más que nuestro trabajo, que el ser madres,
hijas, abuelas...que el ser guapas, feas, gordas, delgadas... nosotras somos
seres valiosos que por no ser perfectas a veces no actuamos de la mejor manera,
pero eso no nos convierte en MALAS personas o en seres que no merecen ser
queridos.
Fuera ya las obligaciones: Nosotras
no tenemos la obligación de cuidar a nadie. Nuestros hijos son dependientes de
nosotras en una etapa de su vida, pero esa etapa no dura mucho y luego muchas
veces interferimos más en sus vidas de lo realmente
necesario...
Todas estas exigencias hay que transformarlas en preferencias y
darnos cuenta de que no tienen ninguna lógica. Más que hacer lo que nos toca,
hay que hacer lo que nos hace felices y no dar importancia a lo que en su
momento nos enseñaron, puesto que quien nos lo enseñó seguramente pensaba que
era la mejor manera de pensar.
No descuidemos nuestras inquietudes, ¿por el hecho de ser madres
ya no tenemos derecho a nada más? y ¿por el hecho de que la mayoría piensen que
única y exclusivamente nos tenemos que dedicar a la familia, vamos a dejar de
hacer las cosas que nos gustan?
Os explicaré una anécdota, hace unos tres años me di
cuenta de que desde hacía mucho tiempo había renunciado a algo que a mí me
encanta, la naturaleza. Primero me había concentrado enormemente en progresar en
mi trabajo y no daba espacio a la montaña y luego en ser madre, imposible irme
un día de excursión y dejar a mis hijos tan pequeños!!!, sería una mala
madre!!!, pues nada, me armé de valor contra mi miedo y un día decidí que me iba de excursión sin mis hijos.
Entonces reaccioné y pensé ¿pero cómo es posible que en todos estos años hubiera
abandonado esto?, ahora lo hago con ligereza y me siento súper bien, yo sola o
con mis amigos en la montaña, genial!!!, hay mucha gente que todavía no lo
entiende y me juzga, pero me da igual, los que piensan así es porque no han
descubierto todavía la buena manera de vivir. El hacer caso a nuestras
inquietudes no significa que queramos más o menos a nuestros
hijos.
Todas nosotras somos mucho más que unas buenas madres,
buenas esposas... dejemos ya de ocuparnos sólo de nuestros seres queridos y
ocupémonos también de nosotras porque si nosotras estamos bien los de nuestro
alrededor también estarán bien. Y
a la par, no demos tanta importancia a nuestro aspecto físico. Envejecer puede
ser precioso y, con 90 años nosotras podemos brillar, si nuestro interior sigue
siendo una chiquilla de 18 años
llena de ilusiones.
Un beso a todas y a todos!
Mónica